Un día, por medio de las redes “foros, webs” contacta contigo una protectora, proteccionista, rescatadora de animales, pidiéndote ayuda para ir a rescatar un animalito. ¡De repente! te ves rescatando a dicho animal completamente solo/A, después has de acoger al animalito, porque no hay nadie que pueda hacerse cargo de él, siempre convencido/A con esas buenísimas y cariñosas palabras de la “protectora rescatadora de animales”.
Así sucede, que un día te llaman para llevar a un
perrito/gato a su casa de acogida, otro para llevar animalitos al veterinario “con
tu dinero claro” otro acoger temporalmente a una madre con sus cachorros, otro
a rescatar a un perro que lleva atropellado dos días a 60 km de distancia de
donde tú vives. Siempre acuden a ti porque
nadie puede hacer estos menesteres. Siempre hay alguna excusa (como si tú no
tuvieses vida, u otra cosa que hacer). ¡Eso sí! Los trámites de adopción y
papeleos siempre los hacen los demás.
Va pasando el tiempo y te encuentras que muchos de los animalitos
que te quedaste en acogida “gratuita”
siguen contigo. Que apenas tienes dinero
aún a pesar de que trabajas, porque siempre hay que asistir de una forma u otra,
a esas llamadas a cualquier hora, de las
“protectoras rescatadoras de animales” para atender a un animalito que necesita ayuda.
Pasa el tiempo y entonces vas tomando conciencia del mundo que te rodea.
Aquellas “protectoras rescatadoras de animales” Han mejorado
su nivel de vida, tienen buenos coches, siempre acuden impecables a cualquier
acto animalista, manos y uñas perfectas, peluquería, ropa, zapatos, todo
impecable, incluso te anuncian en sus webs que cierran el chiringuito en verano
porque se van de vacaciones a Punta Cana, Honolulu o Hawái. ¡Y a ti, que antes
podías disfrutar de todo eso! Se te queda el cuerpo de pasta de boniato, porque
gracias a esas “protectoras rescatadoras de animales” hoy estás prácticamente en
la miseria, con más animalitos que
muchos refugios de animales oficiales, y con un futuro incierto para ellos y
para ti, y que lo único que te queda de todo ese esfuerzo es, la mirada de amor
y gratitud de unos seres maravillosos.
Y de repente ¡Caes en la cuenta! De, que la única protectora y rescatadora de animales
eres tú. Que alguien más astuto he interesado que tú, te ha tomado bien el pelo
y el bolsillo. Que prácticamente se ha montado en el dólar, a base del esfuerzo de personas increíblemente
sensibles, con ese corazón que les impide mirar hacia otro lado si alguien está
sufriendo.
¿Y que se puede hacer ante esto, ahora y sin nada de nada?
Intentar salir a
flote como sea, y luchar por los más desvalidos junto a las verdaderas protectoras y
rescatadoras de animales
¡Por sus hechos las reconoceréis!
¡“No por sus palabras”!
Si te sientes identificado/A. Escribe aquí
tu experiencia y comparte esta reflexión
No hay comentarios:
Publicar un comentario