martes, 7 de mayo de 2013

¡La crisis se nota hasta en la búsqueda de las mascotas perdidas!




Hace unos meses empecé a darme cuenta que no habían apenas peticiones de búsqueda de animales perdidos. Empecé a visitar varias perreras, refugios y quedé tocada en el alma al ver que todos estaban, saturados. He hablado con responsables de refugios que me han confesado que sintiéndolo en el alma han tenido que ponerse a sacrificar a los terminales. Los  responsables de las perreras lo tienen más claro “es un negocio” algunos dicen que intentan mantenerlos todo lo que pueden, pero yo he ido tal día como hoy a una y estaba llena de perros, grandes, pequeños, abuelos, enfermos y a los cinco días he vuelto y ya no estaba ninguno de los anteriores.  Al preguntar por todos ellos, contestación: ¡Ya han salido! “mi sorpresa” ¿Cómo que ya han salido? ¿Han salido adoptados?  ¿A un refugio? ¿A dónde han salido?. “contestación”: han salido y punto! y con eso me quedo y si me pongo chula no vuelvo a entrar más.
Un responsable de otra perrera me confesó abiertamente que no era la hermanita de la caridad, señalándome un bebé me dijo “ ves? ese no creo que llegue a salir, se muere antes”
Me señaló unos cuantos de tamaño grande, uno enorme y me dijo ¿tu crees que eso lo quiere alguien? A mí me parecían preciosos a pesar de estar descuidados, y me dio una pena tremenda, me señaló otros pequeños, uno de ellos un abuelete que tenía toda la pinta de estar ciego o casi y me dijo: esto no lo quiere nadie, y en mi interior oía ¡Yo si los quiero ¡A todos! Le pregunté ¿Nadie los está buscando, nadie pregunta por ellos? Y con sorna me dijo ¿con la crisis que hay?  Suerte tendrá el que no le den una patada y lo echen a la calle, diciendo luego a los críos “se ha perdido” Anda que lo van a buscar!
 Conforme están  las cosas, no tienen ninguna posibilidad. Y yo necesito espacio para meter más, así que puerta cuanto antes mejor.
Mordiéndome la lengua haciendo de tripas corazón, salí de allí como si nada, subí a mi coche y me puse en marcha. A no más de un km tuve que parar, porque las lágrimas me impedían ver la carretera, me ahogaba, no podía respirar, me sentía totalmente desconsolada, como si hubiese perdido lo más grande de mi vida. Pasé más de media hora llorando y maldiciendo a todo el mundo y me cagué en la putísima crisis, en los putos desgraciados que abandonan a sus animales, en las putas normas que tenemos y en el grandísimo puto sistema que nos envuelve, que nos estruja y nos está dejando secos de todo.

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